¿Quién no ha visto el vídeo de Víctor Küpers en TedxAndorralaVella? No puedo estar más de acuerdo con él. Conocimiento y habilidades suman: la actitud multiplica a las dos anteriores juntas. El conocimiento y la habilidad se adquiere: la actitud, si no se tiene la suficiente para ser exitoso, es muy difícil de conseguir.
Para mí, la actitud es una motivación más para despertarme por las mañanas y hacer el trabajo que me toca hacer en el día. Es la electricidad que hace que me levante con ganas de comerme el mundo. La energía que hace que vaya hacia delante, nunca hacia atrás.
Admito que hay días en los que quiero comerme el mundo y otros (los menos) que la necesidad de reflexión y descanso me pueden y prefiero que alguien más se coma el mundo en vez de yo misma. ¿No es eso lo que nos hace humanos?
A lo largo de mi carrera profesional he tenido que trabajar con compañeros o atender a clientes con distintos niveles de actitud. Desde compañeros de trabajo que no les importaba el resultado final de un trabajo hasta otros que se enfermaban por su perfección; de clientes que exigían lo indecible para que se hiciera el trabajo correctamente a otros que les daba igual con tal de que se consiguiera un mínimo estandarizado.
¿Y qué decir en la formación? Ahí hay una gama de grises infinita. Lo veo en las generaciones de alumnos de Secundaria. Todos, en general, dicen que no les gusta estudiar, que prefieren hacer otras cosas. Sólo unos cuantos se toman en serio la formación porque se les ha abierto los ojos a la realidad y saben que su futuro pasa por estar lo mejor formados posibles: si no se forman adecuadamente, conocen las consecuencias y no quieren llegar a ser dependientes de otros económicamente u obtener trabajos poco remunerados. Después hay casos de alumnos de formación para adultos que quieren llegar a tener un puesto de trabajo mejor remunerado pero sin apenas hacer el mínimo esfuerzo.
El conocimiento se adquiere, la habilidad se practica, pero la actitud se cultiva.